¿Cuáles medidas debiera
tomar el docente para mantener el control de la disciplina en el aula, mientras
incorpora el uso de las TIC?
Deja claro desde el
principio cuál es el rol de cada uno.
El profesor es el
profesor y el alumno es el alumno. Podrán llevarse bien, pero el maestro nunca
debe olvidar cuál es su papel. Para ahondar en su carácter de educador y
potenciar su autoridad, el profesor debe evitar en todo momento el ‘colegueo’
con los alumnos, ya que ello podrá jugar en su contra si llega el momento de
amonestar al alumno por alguna razón. Esto no significa que el maestro no pueda
charlar amigablemente con la clase, pero sí que nunca debe hacerse en calidad
de amigo, como si se tratara de uno más del grupo.
Establecer unas normas
desde el principio.
Es preciso hacer saber a
la clase desde un primer momento que existen unas normas que deben seguirse, y
que su incumplimiento acarreará una serie de consecuencias. Es bueno que esta
normativa se establezca con la colaboración de toda la clase, así los alumnos
se sentirán más implicados y es más probable que sigan las normas. Una buena
idea en este sentido es elegir un delegado de clase que sirva como un nexo
entre las demandas del alumnado y el profesor. Así, los alumnos sentirán que se
escucha lo que tienen que decir.
Fomentar la
horizontalidad de las relaciones.
No cabe duda de que hay
que dejar bien definida la autoridad del profesor desde el principio, pero esto
no quita que éste no deba escuchar lo que tienen que decir los alumnos. Un
joven que siente que no se le tiene en cuenta y que no se escucha lo que tiene
que decir es un joven enfadado, y con toda la razón del mundo. Un profesor debe
de ser capaz de transmitir a sus alumnos la sensación de que pueden contar con
él para resolver sus problemas académicos y de que pueden transmitirle sus
quejas sin temor a ser reprendidos por ello, y debe ser capaz de hacer esto sin
que su autoridad se ponga en entredicho. Puede ser difícil, pero, al fin y al
cabo, es la responsabilidad del maestro.
Las amonestaciones.
Amonestar a un alumno
puede convertirse en un auténtico reto para un profesor, ya que puede suceder
que el primero no considere justo el castigo que se le está imponiendo y
‘plante cara’ al docente. En estas situaciones es fundamental evitar el
enfrentamiento directo con el alumno, puede que éste aproveche la ocasión para
hacerse el ‘machito’ y destacar delante de sus compañeros. Si el profesor ve
que su autoridad no está siendo respetada, lo mejor es que acuda a una
instancia superior del centro educativo, como por ejemplo el jefe de estudios o
el director. El profesor tiene la potestad de sancionar las faltas leves y
graves de los alumnos, ya sea por medio de una amonestación por escrito,
expulsando al alumno de clase o retirándole, si procediera, un aparato
electrónico hasta la finalización de la jornada. Es importante que aplique
estos castigos sin dudar, ya que cualquier ápice de duda será interpretado por
el alumno como una señal de la debilidad del profesor y aprovechado en su
contra. El apoyo de la dirección al profesorado resulta vital en este sentido.
Realización de las exposiciones individuales
Tarea: Ensayo final: La incorporación de
las TIC en la educación pública (básica / media)
4 - 5 páginas (Introducción/Desarrollo/Conclusión)
Escrito a doble espacio/ fuente 12 Times
New Roman
Hoja de presentación
Introducción
Desarrollo
Conclusión
Bibliografía
Fecha de entrega: 13 de abril
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